jueves, 25 de febrero de 2010

Encontrarás

Chocan las palabras de nuestro protagonista. Chocan, pero se complementan, porque aunque perder en ocasiones nada cuesta, otras muchas sí lo hace, aunque sea pasado el tiempo.

Suficiente contigo

Justo en el momento en que creía haberte olvidado, te apareces en mis sueños y recuerdas que las personas no se olvidan, que sólo se aprende a vivir sin ellas.

Lo cierto es que no fuiste lo más quise. Quizá sí lo mejor. Ni tú ni yo fuimos problema. Utilizar el mando a distancia es lo más cómodo. Quererse desde lejos nunca es lo mejor.

Quizá por eso fracasamos. Mi corazón era aún puro. Esa furcia no lo había roto. Era otro el problema. No siempre huir es de cobardes. Si siempre hay tablas, hacerlo es lo mejor para sentirse ganador.

Hitler lo hubiera hecho si no se hubiese suicidado. Hay mil fragancias mejores que el olor a pino. España habría sido un buen refugio. Cerca del Generalísimo. Pensando en qué pudo haber sido disfrutando de un buen vino.

Siento que así hubiera sido. Estaba cansado de llevar tan lejos la mano como para no poder luego retirarla. Pero, créeme, era feliz contigo. Era al enemigo a quien invitaría a una copa de cianuro con bromuro.

Éramos dueños de silencios y palabras. Con éstas combatíamos la palabrería que amenaza con rodear a quien tienta al amor. Ya sabes, lo poco agrada. Lo mucho cansa. Por eso era agradable hablar contigo. Parcos en palabras, preferíamos sentirnos.

Hoy te extraño, aunque parezca raro. No soy yo. Ha sido un sueño. Él ha provocado que surja en mí tu recuerdo. El recuerdo de lo que contigo pude haber sido, y sin embargo nunca fui.

Estoy cansado de esas chicas que llevas a la cama a sabiendas de que su aptitud le imposibilita deletrear su nombre y a mí mi actitud el suyo recordarlo. Todas son ella. Nunca tú.

Siento importunarte. Coge una escopeta y dame una paliza si molesto. Prometo no llorar. No por reconocer que falta junto a mí alguien como tú y sobran al menos seis tequilas.

Tú por tu lado. Yo por el mío. Prometimos llamarnos, pero la distancia es el olvido. ¿Olvido? ¿No decía que no existe? Es lo mismo. Otra vez me contradigo. Antes lo hice creyéndome suficiente para caer de nuevo en tu recuerdo.

Tras tanto suena frívolo. Después de ti caí, más bajo todavía. Créeme, aún así. Tu parquedad bastaba para ser feliz. Para mí era suficiente contigo.

Love is a losing game

Para Diego da igual haber sido estrella. No es ahora más que un estrellado que clama por sexo para acabar con un recuerdo. Clama en vano, pues es un perdedor en un juego de amor. Es un perdedor por no decir "te quiero", ni cantar esta canción:

Backstage

Cuéntame otra historia. Tu lunar ya antes lo he leído. Quizá no sobre tu labio. Sí en el de cualquier otra. O tal vez lo haya soñado. Qué importa ahora. Sabe a añejo, cuando es el olvido lo que pretendo, y no el recuerdo.

Quiero soñar contigo, y no con otra. Al menos por esta noche. Tampoco para mí es fácil imaginar que es ella a quien quito la ropa. No después de que dejase vacíos estos labios con que hoy te miro.

No es nada personal. Es sólo un negocio entre las piernas. No ansíes aún mi corazón. Follando nos va de perlas, así que dale tiempo al tiempo. Las prisas no son buenas consejeras. Hagámoslo lento, despacito.

Maldita dicotomía. Entre yo y una mentira. ¿Nunca has vivido un desamor? Donde hubo amor hay poso, aunque no queden ya rosas ni mendigos para rodear el nido. Esto no lo es. Esto es sólo sexo. ¡Basta ya de hablar, y quítate el vestido!

Tengo mala baba, pero soy de buena ley. Acuérdate cuando nos conocimos en aquel backstage. Yo era el ídolo, tú tenías dieciséis. Tú mucho has cambiado, pero yo soy aún el mismo. Y, nena, no cambiaré bajo presión…

Ya no soy la estrella que era antes. Tú no eres tan niña. ¿Y qué? Más de una como tú quisiera recordar mi fama bajo las aspas del ventilador, sobre mi cama. Éstas no ven ya ningún descuido. Hace tiempo que están rotas. ¿Y qué? No es preciso aire artificial para unir reyes y sotas.

Pronto llegará la primavera. Reverdecerán laureles y las flores de las faldas. Aprovecha ahora para pecar callada. No me pidas un “te quiero”. Hazte la tonta, por favor te lo pido. Su fama es un mito. No les debe ir tan mal. ¿Alguno se queja?

Quiero hoy beber de tus pechos vírgenes. Ambos ganamos si olvidamos los sostenes. Yo el veneno de tu piel. Tú tener a tu ídolo de follamigo. Hazlo por los viejos tiempos. Diez años más tarde, por tus dulces dieciséis. Por tu pase VIP a aquel backstage. Por nuestro después.

Llevo años abriendo mañanas mientras cierro bares, y nunca nadie así me ha dejado. Mi otro yo en un pantalón prieto. Mentiras por contar. Polvos por echar… Y un lunar en la memoria.

martes, 23 de febrero de 2010

Algo pequeñito

Después de por obras de teatro y musicales vagar, Gato llega a Eurovisión. Enhorabuena. No ha sido un fracaso más de Antena 3 Televisión. O sí. Qué más da. Ser representante en algo sin sentido, el hombre se ha ganado.

Eran otros tiempos

Aún recuerdo la sapiencia de mi abuelo. Hace años que se ha ido, pero en cierto modo, aún está conmigo. Eran otros los tiempos, decía, en que hasta los jóvenes se besaban de usted.

Hoy ya se ha perdido toda cortesía. Se piensa en los labios inferiores cuando apenas se han rozado los superiores. Antes temían a sus padres. Ahora sólo pensamos en provocaciones. Sexuales, claro.

Pero, eran otros tiempos, decía. Por aquel entonces, el caminar por la sombra suponía el riesgo de coger frío. Ahora poco importa que la gripe A se coja al sol. Ya nadie come bajo él El Caserío. Prefieren comerse a cualquier tía o tío.

Piensa el jefe que es mayor la tontuna si es tiempo de reality show. Y es que en su juventud, los hombres de mar temían ser comidos por un calamar gigante. En cambio, en la mía, el miedo se tenía a ser devorado por Rosa o Bustamante.

No creo que haya sido ‘OT’ el peor, no obstante. Otros como ‘El Castillo’ tenían más delito, con el frikismo de agravante. Aquel experimento duró poco, pero debe hacerlo todavía la carcajada de la mente prodigiosa que vendió la idea a Antena 3.

Fue ese quizá su fracaso más estrepitoso, pero no el único. Aquellos brujos no fueron capaces de prevenir el poco futuro que tenían en televisión, ni tan siquiera después de ver como ‘El Bus’ había hecho el ridículo años antes.

Su cuota de pantalla media sería en la actualidad todo un éxito, tras lograr enganchar al 24% de los espectadores de una época en la que ‘Gran Hermano’ venía de ser revolución. Nadie supo digerir una segunda, y después de muchos kilómetros, el aburrido viaje nunca más se repitió.

Pudieron uno y otro programa al menos disfrutar de una final. De ‘Escuela de actores’ o ‘Confianza ciega’ nunca más se supo, si bien es cierto que en este último programa era suficiente aliciente el ver como muchos se volvían a casa no ya sin dinero, sino incluso sin pareja.

Cuestión casi de Expediente X el saber porqué a Antena 3 ningún reality le funcionó… o no. Quizá sea culpa de la seriedad que al canal dotan Matías Prats y sus chistes malos. O que simplemente nos basta Telecinco para hacer telebasura.

En cambio, sí les funcionó una serie que no tenía visos de hacerlo. ‘Nada es para siempre’ estaba condenada a fracasar por el agravio comparativo con ‘Al salir de clase’, otro gran acierto de la televisión de los horrores.

Comenzó aquello a las ocho de la tarde, pero no fue bien. Pasó a las dos y puso la tapa al sandwich en el que entre rebanadas de adolescentes podían verse las noticias. Ciertamente, no recuerdo su final, pero sí que a mí me enganchó.

Había en ‘Nada es para siempre’ un rubio de rizos a quien apodaban Gato. Las vueltas que da la vida, el minino ha acabado siendo elegido para un nuestro desastre eurovisivo.

Daniel Diges es el nombre de alguien que en la memoria colectiva no había sido retenido. Otro gallo hubiera cantado con Quimi o Valle, pero en su caso, lo que cantamos es un vals.

Dijo el actor de teatro, recientemente galardonado, que nunca antes este tipo de pieza en el festival nos ha representado. Craso error. ¿Qué pasa con José Vélez? Voulez-vous danser avec moi, quieres que bailemos un vals, cantó en el setenta y ocho, quedando en un noveno puesto que antológico sería para Gato.

Él no había nacido, pero no es lógico el olvido. A menos que a una boda jamás haya asistido. Uribarri luego se lo habrá dicho, entre dedicatoria y dedicatoria. Hasta él ha perdido la seriedad. Nada es lo mismo desde que la victoria de Suecia y ‘Vacaciones en el mar’.

Aquel plagio se llevó a Italia consigo. Once años hace ya de aquello. Lástima que España no se fuera entonces a donde anoche nos ordenó el Cobra. Cuanto gasto innecesario nos habríamos ahorrado. . Y cuanta ridícula búsqueda del “la la la”, con otés y algún Rodolfo de por medio.

Eran otros los tiempos de Massiel. Ya lo decía mi abuelo. De salir John Cobra entonces, el régimen a un Lordy le hubiera echado. En lugar de ello, cariño una rubia le ha llamado. Qué pena no haber sido ganador yo. El “Algo pequeñito” a su cerebro hubiera dedicado. O a un reality de Antena 3 le hubiera mandado…

domingo, 21 de febrero de 2010

Demonios

Sueño. Pienso. Soy caballo sin establo...

Lord Byron

Jamás he sido dado a la gratuita admiración. Idolatrar a alguien siempre mucho me ha costado. Mejor así. Hay quien admira cada vez que mira. Yo prefiero estudiar, y un precio por ello acordar.

No me gusta que la gente sea admirada en balde. Pagar me parece lo más justo por hacerlo. Más de una persona mi dinero ha rechazado, instándome a gastarlo en un psicólogo. Como si lo precisase…

No veo qué hay de raro en ello. El intelecto debería ser un bien preciado, especialmente en un mundo de ello tan carente. Por el contrario, día a día es menospreciado con continuos insultos a la inteligencia que me recuerdan a Lord Byron.

No es que considere a éste imbécil. Nada más lejos. George Gordon era alguien muy cultivado. Lo que me lleva a él es el pensamiento que él tenía y que a la zoofilia recordaría hoy día.

Dijo una vez el poeta que cuanto más del hombre conocía, más a su perro quería. Sobre la mujer, en cambio, lamentó no poder decir lo mismo. Y es que ya se sabe, cada mujer es un mundo.

Cada hombre, mientras tanto, es una isla en el amor con dos neuronas naufragadas. La simplicidad de su razón viene dada por la pasión. Cuando Robinson domina a Miércoles, el punto máximo de ebullición provoca una instintiva. La mujer va más allá. Por eso es más fácil morir por ella que con ella convivir.

La simplicidad lleva a muchos hombres a contar con los dedos de las manos. Sus complicaciones derivan en imaginarnos contando los anillos de las amantes que en tiempo de crisis jamás tendremos.

Otro gallo cantará cuando ésta acabe. O no. Cuestión de amor y huevos. No sé si lo sabrás, pero hay mujeres con un carácter tal que invita a jugar al ajedrez en lugar de ser infiel. Quizá por ello siga soltero. Si no puedo ser infiel, tampoco quiero mover mi alfil.

Algunas te obligan a moverlo cargadas de pasión. Luego dejan el ajedrez de lado por un poco de compasión. Conocen nuestra condición de primates y nuestros instintos más primarios. No les resulta divertido ganar a un mono. Por eso prefieren copular. Mejor ganar un polvo que en menos tiempo de lo que éste dura matar a un rey.

Sobre sexo nunca habló Lord Byron. Sí lo hizo de amor. Es lo único que en la vida hay que ganarse. El resto se puede conseguir robando. Los tiempos han cambiado, pero no los sexos.

Nosotros somos simples, ellas complicadas. En nuestra simpleza radica su incomprensión. En sus rarezas se pierden neuronas y corazón. Por eso, como Lord Byron, yo no hago caso al mío. Prefiero dejarme llevar por la pasión. O untado en mermelada, dejarme querer por mi perro.