jueves, 25 de febrero de 2010

Backstage

Cuéntame otra historia. Tu lunar ya antes lo he leído. Quizá no sobre tu labio. Sí en el de cualquier otra. O tal vez lo haya soñado. Qué importa ahora. Sabe a añejo, cuando es el olvido lo que pretendo, y no el recuerdo.

Quiero soñar contigo, y no con otra. Al menos por esta noche. Tampoco para mí es fácil imaginar que es ella a quien quito la ropa. No después de que dejase vacíos estos labios con que hoy te miro.

No es nada personal. Es sólo un negocio entre las piernas. No ansíes aún mi corazón. Follando nos va de perlas, así que dale tiempo al tiempo. Las prisas no son buenas consejeras. Hagámoslo lento, despacito.

Maldita dicotomía. Entre yo y una mentira. ¿Nunca has vivido un desamor? Donde hubo amor hay poso, aunque no queden ya rosas ni mendigos para rodear el nido. Esto no lo es. Esto es sólo sexo. ¡Basta ya de hablar, y quítate el vestido!

Tengo mala baba, pero soy de buena ley. Acuérdate cuando nos conocimos en aquel backstage. Yo era el ídolo, tú tenías dieciséis. Tú mucho has cambiado, pero yo soy aún el mismo. Y, nena, no cambiaré bajo presión…

Ya no soy la estrella que era antes. Tú no eres tan niña. ¿Y qué? Más de una como tú quisiera recordar mi fama bajo las aspas del ventilador, sobre mi cama. Éstas no ven ya ningún descuido. Hace tiempo que están rotas. ¿Y qué? No es preciso aire artificial para unir reyes y sotas.

Pronto llegará la primavera. Reverdecerán laureles y las flores de las faldas. Aprovecha ahora para pecar callada. No me pidas un “te quiero”. Hazte la tonta, por favor te lo pido. Su fama es un mito. No les debe ir tan mal. ¿Alguno se queja?

Quiero hoy beber de tus pechos vírgenes. Ambos ganamos si olvidamos los sostenes. Yo el veneno de tu piel. Tú tener a tu ídolo de follamigo. Hazlo por los viejos tiempos. Diez años más tarde, por tus dulces dieciséis. Por tu pase VIP a aquel backstage. Por nuestro después.

Llevo años abriendo mañanas mientras cierro bares, y nunca nadie así me ha dejado. Mi otro yo en un pantalón prieto. Mentiras por contar. Polvos por echar… Y un lunar en la memoria.

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