viernes, 8 de octubre de 2010

How can you mend a broken heart

No suelo ser partidario de obligarme a escribir. Después de tanto tiempo sin que nada brotase, hoy tenía la necesidad de hacerlo, con Michael Bublé de fondo.

Humo y radiografía

Extraño aquellos tiempos en que éramos desconocidos. Aquellos en que tú eras al jazz lo que el tomate frito a mi cocido. En mi memoria hay un sofrito de recuerdos. A todos los maldigo.

Lo hago contigo siempre que te miro. Borraría todos nuestros días. A Dios pongo por testigo. A Dios y la barra de este bar, en el que borracho te escribo.

Sonrío a mis demonios cuando pienso en acabar con los chicos del billar. Hijos de la LOGSE, desearían follar más. En pensar, parecen pensar menos.

Con tres tristes zorras practican la endogamia. Como tres desgracias las definió un día el loco de la planta. Sé que puede parecerte triste, pero aquí el menos cuerdo es el más atento. La puerta de aquel baño sabe a qué me refiero.

En una esquina hay también un periodista. Cronista de noticias sin sentido, con la mirada desviste a la corista con la boca tan llena de fluidos como termina la noche entre las piernas de su chica.

Misógino atormentado, arrodillado ante su vicio, alza otro cliente la copa en la que por las noches se cobija. Es su único modo de tirarse luego a una puta que, por edad, bien podría ser su hija.

El jefe sin tabaco extrañará al humo y su radiografía cuando la nueva normativa entierre esa oscuridad que aquí a tanta gente trae, como si en lugar de fauna salvaje, fuesen arrastrados de peregrinaje.

Muchos somos los que, embriagados, ganamos aquí una compostelana. Yo hace tiempo lo hice por ti. Hoy, porque me da la gana. Tengo que reconocer que de este sitio hay algo en mí que me prohíbe besar mi recortada.

Sus labios de plomo me llaman. Mis oídos, ociosos, ignoran. Puede más el magnetismo de pensar que cualquier día me despertaré incluso alejado de mí mismo.

Ese día tú desaparecerás. Y contigo, aunque me pese, también el regocijo de poder decirte:
“Nena, aunque se te ve feliz, siento decirte que muy mal te ha tratado el tiempo…”.