martes, 22 de diciembre de 2009

Crisis

Cuestión de Crisis... y del maestro Sabina.

Brotes verdes

He encontrado bajo mi cama brotes verdes. Los he arrancado y me he fumado un réquiem. Oda al cigarrillo de después, lo he titulado. He recordado que no conozco varón alguno que en la cama no se crea dandy. Mis amigos yankees los que menos.

Pensarás, chico, en Obama. No es más que apariencia. Como buen americano, a buen seguro perderá el norte cuando su negra zumbona le tiente a hacer la jura de bandera.

Fíjate sino en tu amigo Frankie. De seguir vivo, a buen seguro se mantendría embalsamado en líquido de frenos y alcohol del noventa y seis, tan mafiosamente atractivo como en el primer That’s life.

Lo cierto es que nos norteamericanos no me caen nada bien. Nada de fuera lo consideran naïf. Ni siquiera a Mr. Bean. Imagínate que ocurrirá conmigo, que soy todo peligro y encima tengo familia en Vigo…

Ellos, en cambio, sólo son capaces de ver su ombligo creyéndose el del mundo, aun cuando mantienen a Clint Eastwood como estilete de un cine en cuyos guiones pega Chuck Norris a puñetazos el membrete.

No es tampoco lo mejor su televisión. Reniegan de Espinete, por maricón. Explotan a Dexter, policía asesino de quién a conveniencia sea menester. House descubre enfermedades extrañas y las achaca a Mickey Mouse. Prison Break engancha y no es verdad. ¿O no es acaso el FBI capaz de solucionar tal mistake?

En cualquier caso, no es en España la situación mucho más alentadora. “Zapatero a tus zapatos”, grita la oposición. “No, Marianín, no. Aunque te joda no me voy”, replica el de la ceja. A la mierda que la LOGSE diga que Ramón y Cajal descubrió el fuego. Como en matemáticas, aquí la solución fácil se despeja: Nadie se queja.

En Marruecos sí lo hacen. Las vacas no pacen. El Rey clama vendetta. ¡Perejil es nuestro! Intentan tapar con saharauis recovecos. La justicia nos la hará Haidar, y tras la huelga, a tierra de nadie la han tenido que mandar. ¿Qué otra cosa cabía esperar?

Todo funciona de otro modo en Italia. Allí la gente se toma la catedral por su mano para demostrar que Berlusconi también es humano. Che c’è questa cosa! Da igual la petición de escusi. Ríete tú de belinas y camorras. Tanto dinero en su faz gastado, para acabar por del Duomo una réplica desfigurado.

¡Viva La Esteban! Pronto las campanas serán lo que repliquen. Ella y Mermelada serán los reyes de las uvas en quién Ramón García abdique. A los patriotas no les importa. Ya siempre se ha dicho: Muerto el rey, ¡viva el rey!

En este caso es reina, pero y qué más da, si la noticia es quién la peina. Es triste, pero hoy se informa hasta sobre el color del tanga que viste. Respeto a quién de ello se informa pero, ¡oh la lá! Quién de ello informa merecería la muerte en la Francia de Sarkozy. ¡Qué pregunten de secuestros a somalís!

La crisis persiste. Los brotes verdes no existen. La culpa es del entorno, que la viste de incultura. Con esto de las libertades, sería sólo capaz de soltar exabruptos, máxime cuando estas se tornan restricciones.

Brotes verdes. Me los fumo yo como réquiem. Réquiem de un humo, el del tabaco, que quedará sesgado en 2010. Humo que se ceñirá ya sólo al pitillo de después. Y, para nuestra desgracia, al que nuestros políticos venden también.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Inmigrante

Comienzo a considerar la apatridia una salida. Es más frustrante la desidia de ser en tierra de uno inmigrante y no profeta. Quizá sea uno más cuando lleguen las valkirias.

Desde el frente

Llevo días durmiendo con un puñal bajo la almohada. No temo cortarme las venas. Ansío cortarme las penas. Y es que dice un buen amigo que es éste buen remedio para partirlas en dos. Mejor remedio incluso que encomendarse para ello a Dios.

En blanco y negro, llegan mensajes de retaguardia. Hace tiempo los cañones callan. Helicópteros en tierra. Este mundo es una mierda. Todo olía mejor cuando en vanguardia salpicaban sangre, alcohol y lágrimas.

Apenas últimamente ha opuesto el enemigo resistencia. La existente ha sido sesgada con vehemencia. Comienza a tornarse en aburrido ser veterano en el arte de vivir estando el frente tan lejano del propio sentir.

No hay mayor novedad desde la mediocridad. No creo en Papa Noel, aunque sea un Dios profano. Sintonizo la radio en color. ¡Se acerca un nuevo año! De nada sirven las noticias, en vanguardia actúan en vano.

El frío acompaña a un nuevo mal. Las tropas yacen confiadas. Los malos no van de blanco. Vuelta al siglo XXI. La infancia sólo es pasado. El físico no importa. Importa más el desasosiego. Se combate con tilas. Sin sangre no hay dolor, y ningún golpe es comparable con los recibidos amistándose en el Congo con gorilas.

Comienzo a considerar la apatridia una salida. Es más frustrante la desidia de ser en tierra de uno inmigrante y no profeta. Quizá sea uno más cuando lleguen las valkirias.

Mis compañeros caen. Uno lo hace tras otro. Todo era bonito, hasta el triunfo del turrón. “Todo por la patria”, gritan los lisiados. Piensan los hijos de un Dios menor en sus hermanos. Siento compasión por los ilusos. Permanecen por el consumismo anestesiados.

La Navidad triunfa, con un niño de la mano. Y qué más da para los que han sido curados. Para otros, nunca nada será como antes. Hay heridas incurables. Son años de batallas y sentimientos frustrados. Todo cambia cuando nada ha cambiado. Y qué le voy a hacer si yo no creo en Reyes Magos, ni tampoco en la familia…