domingo, 9 de enero de 2011

Meninos da rua

Y te bautizaron con hambre y te apellidaron miseria...

Y sin embargo, sonrientes

Gritos ahogados en pena. Inundados de tristeza. Afónicos de dolor. Lágrimas que nadie recuerda. En las que nadie repara. Niños. Niñas maltratadas. Y sin embargo, sonrientes.

Esperanzas inánimes, muertas de inanición. Lamentos unánimes de gente inanimada, que permanece mano sobre mano, mientras otros se aferran a lo más nimio para no sufrir. Para poder seguir adelante.

Sobrevivir como forma de vida. Como forma de vivir, hacer sufrir. Proximidad o distancia, lo mismo da si se resiente el corazón. Dan lo mismo los kilómetros si la alegría no llega a tu buzón.

Muñecas de trapo que dan enormes alegrías. Y cuyo espíritu supera por mucho al de muchas personas. Espíritus sin corazón ni alma, que dañan al lejano. Y también al prójimo.

- Los céntimos que encuentro se los doy a mamá para que compre de comer.

Cartas escritas con el corazón. Huchas con un par de euros. Abrazos. Besos. Madurez precoz. Niños. Niñas maltratadas. Y, cuando llegan los reyes, sin embargo sonrientes.